Las grasas son indispensables, porque reservan la energía del cuerpo, protegen a los órganos, regulan la temperatura corporal y transportan y absorben las vitaminas A, E y K.
Existen diferentes tipos de grasas: las monoinsaturadas (aceite de oliva, almendras y avellanas); las poliinsaturadas, que son Omega 3 (pescados azules, nueces y aceite de soya) y Omega 6 (semillas de girasol, maíz y germen de trigo); las saturadas (carne roja, mantequilla y huevos); y las grasas trans (congelados y comida rápida).
Sobrinos, la OMS y yo, su Tía Rosa®, les damos el siguiente consejo: procuren no superar el 30% de grasas en la ingesta calórica total y reduzcan las grasas saturadas a menos de 10% y las trans a 1%.
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